Construcción: resilencia y adaptación, clave para un mundo mas sostenible.

Algunos expertos apuntan a que la pandemia podría ralentizar o incluso revertir la tendencia hacia una urbanización sostenible. Personalmente discrepo. La resiliencia y la adaptación siempre han sido características clave del sector de la construcción. Estoy convencido de la que recuperación de la economía pasa por su capacidad de innovar de manera sostenible. Los últimos meses nos han enseñado que las ciudades demandan espacios flexibles, amplios, que favorezcan una interacción interpersonal segura, a la vez que zonas edificadas que reduzcan su impacto en el medio ambiente y que ayuden en la lucha contra el cambio climático.

Se estima que para el año 2050 la población mundial habrá aumentado un 22%, alcanzando así los 9.700 millones de personas. Esto supone que 2.500 millones mas de personas vivirán en entornos urbanos, personas que demandarán unos mejores estándares de vida que solamente podrán ser alcanzados a través de una construcción más racional y eficiente tanto en lo económico, como el lo social y medioambiental.

Por este motivo, y con vistas puestas en alinearse con el Pacto Verde Europeo, el principal objetivo de la Hoja de Ruta de Neutralidad de Carbono de Cembereau  (la asociación Europea del sector del cemento) es alcanzar las cero emisiones de carbono en 2020, en toda la cadena de valor de producción del cemento y del hormigón.  No podría estar más de acuerdo con este compromiso.

En nuestra estrategia ponemos el foco en tres pilares fundamentales: recursos naturales y biodiversidad, reducción de emisiones e innovación para el desarrollo de productos y soluciones eficientes. Tomando como base esta estrategia, pretendemos evitar emisión de cerca de 90.000 toneladas anuales de dióxido de carbono (el equivalente al consumo eléctrico de 72.000 hogares durante un año) y reducir en un 15% nuestras emisiones de CO2 en Europa hasta el año 2022.

La situación en la que nos encontramos es una oportunidad para establecer las bases reales de estos modelos de construcción sostenible que ya se venían anunciando antes, y que sirva de catalizador para su implementación y desarrollo. La respuesta será clave tanto para el desarrollo de las propias ciudades, como para la salud sostenible de las personas y de nuestro planeta.

Desde el sector de la construcción, tenemos que pasar de ser una industria de cantidad a una industria de rendimiento sostenible. El mundo entero ganara si lo conseguimos.

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